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lunes, 7 de abril de 2014

Por que el tigre le teme al fuego

Cuentan que un día, un tigre que estaba buscando comida entró en un claro de la selva donde había un fuego que habían abandonado los pemones.
El fuego ya estaba a punto de extinguirse, pues apenas brillaban las cenizas, y no tenía ninguna llama.
El tigre, olfateando el rastro de comida, se acercó hasta el fuego, donde quedaban escamas de pescado y, sin darse cuenta, sopló. El fuego chisporroteó y se avivó.
Entonces, el tigre le preguntó:
-¿Qué haces aquí, hermano?
Y el fuego le dijo:
-Pues aquí, muriéndome de hambre, porque los hombres se fueron y me abandonaron.
-¿Y qué es lo que tú comes? -le preguntó el tigre.
Y el fuego dijo con voz apagada:
-¿Pues qué voy a comer? Con pajitas y hojas secas me conformo.
-Pues yo no -dijo el tigre. Yo como venados, tapires, guacamayos, bueyes, caballos, acutís[1] y, cuando no hay otra cosa, pescados del agua.
El fuego le contestó:
-Entonces yo como más que tú, porque apenas te he dicho una pequeña parte de mis alimentos.
El tigre le dijo:
-Vamos a ver si es verdad. Cuenta entonces todos tus alimentos.
-Yo me como todas las cosas que tú dijiste y, además, pajas, hojas y hasta los mismos árboles -contestó el fuego. Y como el tigre lo había ido agrandando con sus resoplidos al hablar, le chamuscó las cejas. Y dijo el tigre:
-¡Ah!, así que te comes hasta el tronco de un árbol. Eso me gustaría verlo a mí.
El fuego contestó:
-Eso depende de ti. Si me soplas, me lo comeré. Eso es lo malo que tengo yo, que no sé buscarme alimento por mí mismo.
El tigre comenzó a soplar. Saltaron varias chispas sobre él, y le quemaron la piel en varias partes. Hay quien dice que ese es el origen de las pintas negras que desde entonces lucen los tigres.
El tigre se asustó y le dijo:
-Hermano, no seas así y come con más cuidado. No me quemes a mí, que te estoy ayudando.
El fuego replicó:
-Ten cuidado tú, porque yo soy así. Ya te dije que comía de todo.
Siguió soplando el tigre, y entonces, se prendió un trozo de tierra lleno de hojas y palitos. El fuego se lo tragó todo y, después, volvió a quedarse pequeño. Le dijo al tigre:
-Ya ves que como paja, hojas y palos.
Pero el tigre, lleno de curiosidad, le replicó:
-Yo quiero verte comer no solo hojas y ramas, sino el mismo tronco de los árboles.
-Eso depende de ti -volvió a decir el fuego. Sóplame y verás que también como eso.
Entonces el tigre volvió a soplar, y el fuego se corrió de la paja del suelo hasta los árboles. En ese momento, sopló un viento fuerte, y el fuego subió hasta los árboles, propagándose en grandes llamaradas y extendiéndose con rapidez.
El tigre se asustó.
Y el fuego le dijo:
-¿No te dije que comía todas las cosas? Y a ti también puedo comerte...
Y, diciendo esto, una gran llamarada avanzó hacia el tigre con su lengua, y este, viéndose rodeado, echó a correr despavorido.
Y así supo el tigre que el fuego comía más que él y, desde entonces, le tiene miedo. Por eso, los pemones prenden fuego en sus campamentos, porque ahuyenta a los tigres.

0.073.3 anonimo (pemon, venezuela) - 040



[1] Acutí: roedor parecido a la liebre.

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