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miércoles, 6 de noviembre de 2013

La casa del miedo

En el centro de Hervás se levanta un vetusto caserón, actualmente convertido en viviendas. Ocupa, en la calle de Gabriel y Galán, los números 2, 4, 6 y 8. Es fácilmen­te identificable porque su larga fachada forma soporta­les, sostenidos por seis columnas o pilares octogonales con bases prismáticas. Los capitales han sido sustituidos por zapatas modernas. Cuatro de ellas llevan grabados motivos religiosos. Es un sitio inconfundible para todo el vecindario.
Las leyendas que circulan sobre este lugar son tan nu­merosas, tan complejas, que resulta difícil llegar al fon­do de la verdad inicial.
La Casa del Miedo es uno de los puntos misteriosos de este por sí misterioso pueblo extremeño.
Don Noé Duarte Pérez, una vez más, ha sabido en­contrar a la persona que ha estado a punto de llevarse al otro mundo la solución de todo el enigma. El señor Pe­layo es ahora ese viejo singular que en cada pueblo pare­ce monopolizar el resumen enciclopédico de la sabidu­ría lugareña.
Decía el señor Pelayo que sus abuelos poseían una pe­queña heredad y para llegar a ella tenían que utilizar el camino denominado "Trasdediego". Pasaba, precisa­mente, por la trasera de la casa que ya entonces se llama­ba "Del Miedo". El abuelo del señor Pelayo se negó siempre a recorrer aquel camino. Elegía otro, que dupli­caba la distancia y el tiempo.
Al preguntarle más de una vez la causa de esta terque­dad o manía, daba siempre la misma explicación:
"Desde el anochecer hasta el alba, la casa es centro de ruidos extraños, gritos horripilantes, gemidos y lamen­tos espeluznantes, chirridos de máquinas infernales y hasta como un arrastrar de gruesas cadenas".
Todo esto, según el señor Pelayo, había sido compro­bado por los antepasados de la familia, y por ello exi­gieron al abuelo la promesa de que no pasaría nunca por allí.
Posteriormente se ha podido comprobar que el viejo caserón, junto con las actuales casas consistoriales, per­tenecieron en otro tiempo a la orden religiosa de los Tri­nitarios del convento de la "Bienparada".
Los mismos frailes, establecidos también en Hervás, tendrían necesaria-mente para el Santo Oficio una cár­cel. Basta recordar que en el año 1519 varios judíos con­versos fueron juzgados, condenados y ejecutados por sacrílegos en la vecina ciudad de Plasencia.
La "Casa del Miedo" parece la explicación lógica de todas estas necesi-dades. Allí estuvo la cárcel preventiva del Santo Oficio.
Cuando los Trinitarios se marcharon de Hervás, "un despabilado" matutero tomó en arriendo la referida ca­sa, para usarla como almacén de los productos que ilíci­tamente traía en sus frecuentes salidas.
Para evitar que los encargados del fielato pudieran so­meterlo a inoportunas investigaciones aprovechó el te­rror que la gente tenía a la casa para seguir mantenién­dolo de forma habilidosa: ciertos días de cada semana, principal-mente al oscurecer y en los sábados (tal vez por el recuerdo del Sabat judío) producía ruidos extraños, arrastraba grandes cadenas, exhalaba gritos y lamentos, con los cuales asustaba y mantenía a distancia a los cu­riosos, posibles descubridores de los sucios manejos que ocultaba entre sus muros.
En la desamortización de Mendizábal, en el año 1836, la casa fue adquirida por un notario de Hervás, que la convirtió en las cuatro viviendas actuales.

FUENTES:
-Todas las leyendas referidas a Hervás han sido recogidas por el culto practicante don Noé Duarte Pérez.
-Pocas personas gozan de mejores condiciones y habilidades pa­ra recopilar el tesoro popular de los pueblos como lo hace don Noé en su querido Hervás.
Dejamos así constancia escrita de nuestro agradecimiento.

Fuente: Jose Sendin Blazquez

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