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martes, 18 de diciembre de 2012

El león

Las crías no habían abierto aún los ojos. Ya hacía tres días que estaban entre las patas de la madre leona, moviéndose, tanteando sólo para encontrar la leche, insensibles a cualquier reclamo.
El león, agachado, las miraba.
Después de un rato se alzó y, sacudiendo la hermosa crin, lanzó un rugido potente, atronador.
Las crías abrieron en seguida los ojos, mientras todas las fieras de la selva huían aterradas.
Y como el león, que despierta a sus crías con un tremendo rugido, así la alabanza justa despierta las virtudes adormecidas de nuestros hijos, incitándoles a estudiar con honor, poniendo en fuga aquello que no es bello y aquello que no es bueno.

(de Leyendas, León. H.18 r.)

1.082. Da Vinci, Leonardo - 012

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