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martes, 18 de diciembre de 2012

El ibis

Aquel desenfrenado ibis, ahora que había aprendido a correr y a volar, no paraba jamás. Siempre estaba buscando alimentos y comía ávidamente todo lo que encontraba, sin discernimiento ni medida.
Una mañana, sin embargo, el joven ibis se quedó en el nido: tenía fiebre y le dolía mucho la panza.
Su mamá, asustada, corrió inmediatamente hacia él; lo miró, lo tocó con el pico y las patas, y luego le dijo:
-Ya lo comprendo. Has comido alguna cosa que no debiste, porque eres un tragón, y ahora te ha hecho daño.
Dicho esto, la mamá se fue al estanque y se llenó el buche de agua. Cuando regresó al nido dijo al hijo:
-Date vuelta.
Y con su largo pico le puso una lavativa.

(de Leyendas: Ibis. H. 26 v.)

1.082. Da Vinci, Leonardo - 012

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