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miércoles, 5 de septiembre de 2012

Los tesoros escondidos

En Transilvania está extendida la creencia de que existen varios tesoros escondidos y circulan leyendas sobre ellos, estimuladas por el hecho de que a menudo se encuentran monedas antiguas y otras riquezas.
El mayor de estos tesoros de leyenda se conoce como el «tesoro de Darío» y los habitantes de la región dicen que está escondido en una gruta. En un lugar llamado Mezo Band existe una caverna de la que cuentan que era el hogar de un hada y sólo se podía acceder a ella cuando el hada salía a buscar agua.
Cerca vivía un hombre que esperaba la ocasión para enrique-cerse. Por eso, al ver cierta noche salir al hada, quiso comprobar si dentro de la cueva había algún tesoro. Así decidido, entró en la caverna pero, antes de encontrar nada, vio que el hada regresaba.
Salió corriendo, asustado, y en su precipitación tropezó y la puerta se cerró pillándole un talón. El hombre, además de pobre, quedó cojo para siempre.
Pero según la creencia, el «tesoro de Darío» no estaba en aquella gruta, sino en las entrañas del monte Cziganyhavas. Son muchos los buscadores que se esfuerzan en encontrar este tesoro, y más desde el año 1716, cuando falleció un tal Paul Vargas, de humilde cuna y que se había enriquecido de la noche a la mañana. Este hombre aseguraba en su testamento que él había encontrado el gran «tesoro de Darío» y que lo había vuelto a esconder. Parece ser que sólo se quedó lo imprescindible en vez de ser un manirroto.
Como no tenía descendientes, no se había visto en la necesidad de entregárselo a nadie como herencia. Esas eran las razones, según explicaba en su testamento, que le llevaron a volver a esconderlo en el mismo lugar.
Por eso la gente de Rumanía sigue buscando aún el tesoro de Paul Vargas, que parece no ser otro que el gran «tesoro de Darío», del que nada se ha sabido a ciencia cierta.

999. anonimo leyenda

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