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viernes, 7 de septiembre de 2012

Embajadores sitiados

Carrere cantó así a la calle de Embajadores:

«Menestrala animación,
clara luz primaveral
y horrenda de almazarrón
la barraca de Pavón
-melodrama de Rambal-
­¡Truculenta evocación!

Chulería
a la manera clásica;
vocinglera
del hortera
y los castizos traperos
sobre el hombro, la soguilla
y dos mugrientos sombreros
de copa, en la coronilla.»

En tiempos del rey Juan II, los embajadores de las cor­tes extranjeras se incomunicaron en un campo muy exten­so que allí existía, el cual estaba limitado por un portillo para evitar el contagio de la terrible epidemia de peste que acosaba a la Villa y Corte.
Luego fue, poco a poco, derivando la denominación: campo de Embajadores, portillo de Embajadores, para concluir, simplemente, en calle de Embajadores.

127. anonimo (madrid)

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