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jueves, 23 de agosto de 2012

La danza de la telesita

Hace tiempo, en los montes de Santiago del Estero, vivía una niña: Telesfora Castillo. Era demasiado pequeña y frágil como para llevar un nombre tan serio, así que los que la conocían y querían bien, la llamaban la Telesita.
Vivía sola, sin que se le conociera familia ni casa: sabían que era muy pobre porque siempre se vestía con harapos y andaba descalza, tanto en verano como en invierno. De todos modos, era muy grato verla con un simpático cantarito de agua sobre su cabeza o en los meses fríos con un atadito de leña.
De tanto en tanto, se entusiasmaba por los ecos de alguna músí­ca y se dejaba llevar hacia el centro de la fiesta de donde prove­nían. Amaba la música y la danza, y a veces cautivaba a sus eventuales espectadores bailando sola, dando golpes sobre su cantarito para marcar el ritmo... siempre sola. Apartada del grupo, danzaba marcando los pasos con pies tan leves que parecía no tocar la tierra. Cuando el sol asomaba tímido en el horizonte y la fiesta concluía, todos observaban como la Telesita regresaba al monte.
Llegó un momento en que no había fiesta sin Telesita, el pueblo se había acostumbrado a su presencia y, de algún modo, ella parecía ser feliz alimentándose de esas danzas etéreas.
Pero un día, cerca de fin de año, cuando se hizo uno de esos bailes grandes y coloridos que tanto gustaban a la gente del lugar, Telesita no acudió. Con tristeza, los comensales advirtieron su ausencia, entonces los organizadores pusieron la música más fuerte, con la esperanza de que por estar más lejos que de costumbre no la hubiera escuchado. Pero fue inútil. Muy preocupados, inquietos y afligidos, los hombres salieron a buscarla: se internaron en el bosque, que estaba muy oscuro, y no pudieron encontrarla.
A la mañana siguiente hallaron su cuerpo sin vida, quemado junto al fogón al que seguramente se arrimaba para pasar la noche. Desde entonces, no hay fiesta en la que se empiece a bailar sin levantar primero la copa recordando con cariño, dolor y respeto, a la Telesita.

050. anonimo (quechua)

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